Cada año, España sufre una serie de episodios de sequía y el año 2023 no ha sido ninguna excepción a la regla.
Lo confirman el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación:
«El año hidrológico 2022/23 está teniendo un carácter globalmente seco en el conjunto de España: el 14,6 % del territorio nacional está en emergencia por escasez de agua y el 27,4 % en alerta, debido a que la precipitación media global se sitúa un 17,1 % por debajo del valor normal de referencia de los mismos meses del período 1991-2020».
En el resto del mundo, la situación es aún más crítica. Según las previsiones del Instituto de Recursos Mundiales, para el año 2040 habrá riesgo de escasez de agua en 33 países. Además, se prevé que la falta de agua se acentúe en más del 80 % de las tierras cultivadas del mundo.
Para los agricultores de España y otros países, se trata de un desafío técnico sin precedentes. Sin agua no hay agricultura, aunque afortunadamente existen soluciones para proteger tu cosecha del estrés hídrico.
¿Qué es el estrés hídrico?
Las plantas liberan a la atmósfera casi toda el agua que absorben. El principio es el siguiente: para permitir la respiración celular, la planta abre sus estomas, es decir, los poros de sus hojas. Entonces, el agua presente en ellas entra en contacto con el aire y se evapora.
Hablamos de «estrés hídrico» o de «estrés osmótico» cuando la cantidad de agua transpirada por la planta es superior a la que absorbe. Si la situación se prolonga demasiado en el tiempo, el crecimiento vegetal se verá directamente afectado.
Varios elementos agrometeorológicos pueden influir en el estrés hídrico:
- las altas temperaturas;
- el viento;
- la baja humedad ambiental;
- la humedad del suelo;
- las precipitaciones;
- la salinidad del medio.
¿Cómo se combate el estrés hídrico?
Hay varias soluciones para proteger tu cosecha del estrés hídrico. Veamos 5 métodos con eficacia más que probada:
1. Selección de variedades
No todas las plantas se comportan igual frente al estrés hídrico. De hecho, algunas desarrollan estrategias para sobrevivir a la falta de agua:
➡️ el escape:
la planta realiza su ciclo vegetativo fuera de los períodos de sequía;
➡️ la evasión:
la planta desarrolla su sistema de raíces o reduce su transpiración cerrando parte de sus estomas;
➡️ la tolerancia:
la planta es resistente de manera natural al estrés hídrico y consigue mantener la superficie foliar aunque escasee el agua.
Parte del trabajo de los institutos de investigación agronómica consiste en identificar las especies y variedades más capaces de resistir al estrés hídrico.
Por ejemplo, algunos agricultores han decidido plantar en los prados más alfalfa (Medicago sativa) 👉, una planta mediterránea que utiliza la estrategia de evasión. Sus raíces pueden desarrollarse hasta 4 metros de profundidad para extraer agua.
Igual que ellos, tú también puedes adaptar tus rotaciones de cultivo para impulsar la resiliencia de tu explotación frente al estrés hídrico.
2. Soluciones agronómicas
En el plano agronómico, se puede reducir la sensibilidad de las plantas al estrés hídrico y conservar el agua en el suelo, siguiendo algunas buenas prácticas.
➡️ Fecha de siembra
Suele ser durante la fase de floración cuando los cultivos son más sensibles a la falta de agua. Por ello, el estrés hídrico prolongado durante dicho período puede tener un gran impacto en la cantidad de grano.
En cambio, un estrés tardío solo influirá en el llenado del grano, por lo que será menos perjudicial. Para evitar que el período de floración ocurra en verano (cuando el riesgo de estrés hídrico es alto), muchos agricultores deciden adelantar la fecha de siembra.
Dicha siembra precoz es una solución agronómica simple y eficaz para combatir el estrés hídrico, como demuestra un ensayo realizado en el departamento de Mosela (Francia) por Terres Inovia. En dicho experimento, se realizó una primera siembra el 25 de febrero. Un mes más tarde, se realizó la segunda siembra, que generó un total de entre 6 y 10 q/ha menos de rendimiento.
➡️ Eliminación de maleza
Las malas hierbas presentes en tus terrenos pueden competir con el cultivo existente por el agua y los recursos minerales. A la larga, puede traducirse en una reducción del vigor e incluso del rendimiento. Para proteger a las plantas del estrés hídrico, puedes aplicar tratamientos localizados o recurrir a la eliminación mecánica de la maleza.
➡️ Rotación de cultivos
Para maximizar la capacidad de retención del suelo, diversifica la rotación de cultivos, por ejemplo, introduciendo cultivos intermedios o cubiertas asociadas. El suelo será más rico y estará mejor estructurado, y tus cultivos tendrán más probabilidades de resistir al estrés hídrico.
3. Sondas de control del riego
Para combatir el estrés hídrico, primero hay que medirlo. Una de las mejores herramientas para ello son las sondas de control del riego.
En concreto, son unos sensores que se instalan lo más cerca posible de los cultivos y miden la disponibilidad hídrica del suelo en tiempo real. Después, transmiten los datos a tu teléfono u ordenador para que puedas ver de un vistazo si tus plantas tienen suficiente agua y optimizar el riego.
Existen dos principales tipos de sondas para controlar el riesgo de estrés hídrico en tus terrenos:
LAS SONDAS CAPACITIVAS
Miden el contenido hídrico en volumen, es decir, la parte de agua que contiene un volumen determinado de suelo. El valor se traduce en un porcentaje de humedad del suelo.
LAS SONDAS TENSIOMÉTRICAS
Miden el potencial hídrico matricial, es decir, la fuerza que deben ejercer las raíces para extraer el agua del suelo. El resultado se expresa en kilopascales. Cuanto mayor sea el valor, mayor será la tensión y menos agua tendrán disponible las plantas.
Ambas tienen sus ventajas y sus límites, y ambas funcionan por principios totalmente diferentes. Para elegir bien, puedes consultar nuestra guía de control del riego.
4. Herramientas de asistencia a la toma de decisiones
Otra solución: a día de hoy existen herramientas de asistencia a la toma de decisiones capaces de modelizar las necesidades hídricas de un cultivo en función de parámetros agrometeorológicos como:
- las precipitaciones;
- la evapotranspiración;
- la reserva de agua fácilmente utilizable;
- la etapa en la que se encuentre el cultivo.
Estas herramientas, denominadas «balances hídricos», permiten consultar el estado de la reserva hídrica del suelo para que sepas dónde y cuándo necesitan agua tus plantas y puedas combatir el déficit hídrico con eficacia.
¿Quieres aún más precisión?
Weenat también ha desarrollado Weedriq, la primera herramienta de asistencia a la toma de decisiones que es capaz de indicarte con precisión la variación del estado hídrico del suelo durante los próximos 7 días.
Pronósticos Weedriq en la aplicación Weenat
5. Bioestimulantes
Para combatir el estrés abiótico, como las heladas, el viento o la sequía, cada vez más agricultores se interesan por los bioestimulantes. Suelen estar fabricados con compuestos naturales y están diseñados para impulsar el desarrollo de las plantas, incluso en condiciones difíciles.
Unas moléculas en particular han permitido conseguir los primeros resultados esperanzadores contra el estrés hídrico. Se trata de los fitoesteroles, una sustancia que prepara a las plantas para la falta de agua. Entre otras cosas, provoca el estrechamiento de los estomas y estimula el crecimiento de las raíces.
Conseguir practicar una agricultura más resiliente
Como ya habrás entendido a estas alturas, el estrés hídrico es una auténtica calamidad para la agricultura. Además, las sequías podrían ser cada vez más frecuentes, pero tampoco hay que resignarse, porque como hemos visto, hay soluciones para hacerles frente.
➡️ Puedes optimizar la gestión de los recursos hídricos con sondas de control, herramientas de asistencia a la toma de decisiones, buenas prácticas agronómicas, etc.
➡️ Puedes utilizar técnicas para mejorar la resistencia de cultivos, como la selección de variedades, los bioestimulantes, etc.
La estrategia más eficaz consiste en combinar varios métodos para conseguir los mejores resultados. Elige los que se adapten mejor a las necesidades de tu explotación, pero no esperes a la próxima sequía para actuar.